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Historia
Las respuestas que necesitas
Muchas culturas ancestrales, entre las que se encuentran la china, la hindú, la árabe, la hebrea y las antiguas dinastías egipcias utilizaban imanes por sus propiedades terapéuticas. Un gran número de médicos y sanadores utilizaron los imanes para curar diferentes problemas médicos hasta el siglo XVI, cuando el célebre Paracelso no sólo abogó por los imanes para curar trastornos específicos, sino que además describió con detalle los diversos efectos curativos de las polaridades magnéticas en los seres vivos. Paracelso fue uno de los primeros en postular que la propia Tierra era un gran imán. (En sus obras sobre terapia magnética, defendía que el "imán es el rey de todos los secretos".)
En 1777 la Real Sociedad francesa de medicina examinó los estudios sobre curación magnética realizados por un abad francés llamado Le Noble. Sus informes sobre los efectos de los tratamientos magnéticos fueron tan favorables que concluyeron que el imán parecía destinado a desempeñar un papel tan importante en la práctica y la teoría médicas como el que estaba comenzando a tener en el campo de la física experimental.
Si bien el uso de imanes se ha extendido desde la antigüedad y existen muchas referencias en todas las épocas para el tratamiento de diversas enfermedades, no es hasta el siglo XIX que se avanza en el estudio del electromagnetismo con los aportes de Faraday, Hertz y Gauss entre otros, los que con sus investigaciones aportan al desarrollo de ésta eficaz terapia.
Actualmente se utiliza en centros de rehabilitación mediante equipos de campo magnético, para tratamientos de osteosporosis, reumatismos, tendinitis, fracturas y todo tipo de procesos inflamatorios. Los campos magnéticos producidos por imanes o dispositivos electromagnéticos son capaces de penetrar en el cuerpo humano y pueden afectar el sistema nervioso, órganos y células, siendo que el polo negativo generalmente tiene un efecto calmante y el polo positivo excitante del metabolismo. La fuerza de un imán es medida en unidades de Gauss (unidad de medida de intensidad para el flujo magnético), o Tesla (1 tesla = 10,000 Gauss) El polo positivo de un magneto/imán como energizante: activa, impulsa y fortalece los procesos biológicos del organismo, es dinamizador, vitalizante y proporciona energía. Por lo tanto, está especialmente indicado en casos de debilidades y desgarros musculares, fracturas de huesos y ligamentos, esguinces, rehabilitación, cicatrización de heridas, etc. El polo negativo del magneto/imán como analgésico y antiinflamatorio: por el contrario es relajante, detiene los procesos nocivos para el organismo y, está principalmente indicado para calmar o suprimir el dolor, así como para combatir procesos inflamatorios.
Es debido a estas conclusiones a las que llegó hace tiempo la Magnetoterapia, que comenzaron a confeccionarse en el mercado, diversos dispositivos para aprovechar los efectos mencionados, en zonas más o menos amplias del cuerpo.
La aplicación de imanes conocida como Magnetoterapia, se practica en la Medicina Tradicional China al igual que la acupuntura o la digitopuntura, sobre los puntos específicos del cuerpo, según las teorías fundamentales de polaridad Yin-Yang, Excesos y Vacíos, o en las áreas afectadas.
Cada imán se aplica con la finalidad de tonificar o sedar y se van utilizando en distintas potencias acorde a la profundidad de la zona a tratar. También son muy recomendados para magnetizar agua potable para consumo como refuerzo de tratamientos, por la propiedad del agua para conservar información en su estructura molecular.
Los imanes más empleados son de mediana potencia: 1000 Gauss y otros más potentes de 2000, 4000 y hasta de 50,000 Gauss para casos específicos.
hace unos 30 años se descubrió una pauta un tanto extraña para nuestro conocimiento actual, cuando los astronautas salieron de la tierra fue cuando se entendió que el magnetismo tenia un papel esencial en la vida cotidiana de nuestro cuerpo. En las primeras misiones al espacio, el físico Richard Broeringmeyer se dio cuenta de que nuestro cuerpo esta regulado en un nivel muy alto por los campos magnéticos de la tierra y que necesitamos de esos campos para un correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, esto hizo al Dr. Isaac Goiz replantearse muchos parámetros de la ciencia medica actual. Es cierto que si sacamos a un oso polar del hielo y lo ponemos en canarias se muere porque el ambiente no es el correcto para su vida, ¿pasa lo mismo con los microorganismos? ¿si una bacteria esta en un sitio inadecuado para su funcionamiento esta puede afectar a su vitalidad?, la respuesta es obvia, si afecta el entorno al organismo vivo que vive en el, por este simple echo podemos entender que las enfermedades sean de tipo que sean virulentas bacterianas etc no pueden sobrevivir en un entorno no apto para ellas.
Una conclusión valida seria entender que si nuestro cuerpo se encuentra en perfectas condiciones tanto electromagnéticas como biomecanicas no debe permitir la influencia de ninguna enfermedad, pues bien se esta estudiando e investigando en estos momentos el uso de imanes para la cura de enfermedades de todo tipo, el porque curan los imanes es simplemente porque estos devuelven al cuerpo su estado en equilibro, básicamente vuelven a un PH de 7 y en ese entorno las bacterias virus etc no pueden sobrevivir, es como aquel oso polar en canarias, se asfixia. Lo mismo ocurre con las enfermedades que adquirimos, en gran medida nuestro cuerpo es un compendio de muchas unidades microscópicas entre ellas virus y bacterias que nos ayudan entre otras cosas con la digestión, bacterias que en su funcionamiento normal ayudan al cuerpo a mantenerse y funcionar correctamente, pero si alteramos su entorno estas mismas bacterias pueden alterar su funcionamiento provocando enfermedades y alteraciones en nuestro desarrollo, por otro lado podemos sufrir un contagio externo devido a diferentes causas. Se esta descubriendo en los últimos tiempos que las propiedades del magnetismo vuelven el entorno donde la bacteria o virus actúa a un estado estático equilibrado donde un PH 7 nos protege de su mal funcionamiento recreando la estructura básica de nuestro cuerpo a un estado de normalidad, hace que todo vuelva a trabajar correctamente sin alteraciones en su funcionamiento y por lo tanto los síntomas derivados desaparecen. los imanes simplemente crean un entorno no apto para el virus o bacteria agresor, dejando de ser un impedimento para el desarrollo de nuestro organismo. Volvemos al símil del oso, al igual que el oso polar no puede vivir en canarias un microorganismo no puede vivir en un entorno no apto para el, si nuestro cuerpo por diferentes motivos genera un entorno no apto este microorganismo que hasta el momento ayudaba a nuestro cuerpo se vuelve contra el... generando la enfermedad, hasta ahora la ciencia actual solo trata de paliar los síntomas de dicha enfermedad sin tener en cuenta el entorno y aquí entra la gran revolución del biomagnetismo, el tratamiento con imanes genera y actúa en el entorno haciendo que la enfermedad aparentemente desaparezca, realmente lo que consigue es el entorno perfecto para el correcto funcionamiento de dichas bacterias o virus para la ayuda en el proceso normal de trabajo de nuestro cuerpo, no es que desaparezcan los virus o bacterias con los imanes, es que simplemente generan el entorno necesario para que las reacciones químicas de nuestro cuerpo se realicen con normalidad. Resumiendo, los imanes generan el entorno perfecto para el correcto funcionamiento de nuestro organismo generando así una ausencia de mal funcionamiento de las bacterias y los virus que nos acompañan en nuestro organismo.
Los imanes generan un campo o flujo magnético que ayuda a las membrana célular a alinear el canal proteínico y asi alimentarse y recuperar su PH inicial corregiendo y eliminando las bacterias, virus, etc. Anulando con ello la sintomatologia y por lo tanto la enfermedad. Se ha investigado poco sobre el tema y queda mucho por descubrir sobre como interactuan los campos magnéticos con nuestro organismo pero como ya sabemos a dia de hoy con certeza podemos medir el campo magnético generado por nuestro corazón incluso a 25 metros de distancia, se ha podido comprobar que este se altera dependiendo de la emoción que sintamos en ese momento, por lo tanto podemos deducir que con un buen campo magnético podemos alterar incluso los sentimientos que presentamos y asi tratar diferentes patologías incluso psiquiátricas sin tener que usar medicación química que puede provocar grandes alteraciones y en ciertos casos incluso empeorar ciertas partes de nuestro organismo al alterar su funcionamiento al tratar de solucionar otras patologías, a eso se le llaman efectos secundarios, con los imanes o terapia biomagnetica eso no ocurre, en caso de que se te este tratando una zona concreta las demás zonas no tratadas no sufren consecuencia alguna pues el campo magnético usado es muy puntual consiguiendo así que no haya contra indicaciones de ningún tipo. Por ello creo que la medicina del futuro estará basada en los principios que a día de hoy se están descubriendo e investigando por los grandes médicos de la actualidad.
El proceso es claro, tenemos zonas alcalinas y zonas ácidas, estas zonas representan un desequilibrio en nuestro organismo que se puede regular con terapia magnética volviendo neutro el entorno de nuestro cuerpo y dando paso así al buen funcionamiento de los procesos necesarios para una buena evolución.
Los imanes de Gilbert:
Existen dos sustancias naturales, el ámbar y la piedra imán, que han despertado la curiosidad de los humanos desde la antigüedad. El ámbar es savia que rezumó hace mucho tiempo de ciertos árboles de madera blanda, como el pino. En el transcurso muchos siglos se endureció hasta convertirse en un sólido semitransparente con el aspecto de algunos plásticos actuales con un color que va del amarillo al marrón. Cuando se pule se convierte en una piedra semipreciosa usada en joyería y, a veces, contiene insectos que se vieron atrapados por la savia pegajosa. Los antiguos griegos describieron una extraña propiedad del ámbar: si se lo restregaba vigorosamente contra un paño podía atraer pequeños objetos de las proximidades, como trocitos de paja o semillas. Los griegos llamaban al ámbar elektrón.
La piedra imán es un mineral metálico que también tiene propiedades extrañas. Para empezar atrae al hierro. También, cuando se suspende o se hace flotar un pequeño trozo, gira hasta terminar orientado en una dirección Norte-Sur. El primer texto en el que se describe el uso de la piedra imán para la navegación (como lo que hoy llamaríamos brújula) en Occidente data del siglo XII, pero sus propiedades ya se conocían anteriormente en China. Hoy la piedra imán se conoce como magnetita o mena de hierro magnetizada, porque los griegos de Magnesia hablaban de ella en sus viajes.
Las historias de la piedra imán y el ámbar son las historias primitivas del magnetismo y la electricidad. Los desarrollos modernos pueden datar sus comienzos en una fecha exacta, 1600, año en el que se publica en Londres el libro de William Gilbert De Magnete (Sobre los imanes).
Gilbert (1544 – 1603) era un médico influyente que llegó a ser médico jefe de la reina Isabel I de Inglaterra. Durante los últimos 20 años de su vida se dedicó a estudiar todo lo que se conocía sobre la piedra imán y el ámbar. Significativamente, Gilbert hizo sus propios experimentos para comprobar las informaciones de otros autores, algo nada habitual en la época, y resumió sus conclusiones en De Magnete. Este libro es un clásico de la literatura científica, precisamente porque fue un intento sistemático, en su mayor parte con éxito, de comprobar especulaciones complejas usando experimentos detallados.
La primera tarea que aborda Gilbert en su libro es revisar y criticar lo que se había escrito hasta ese momento sobre la piedra imán. Comenta varias teorías acerca de la causa de la atracción magnética; surgieron muchas cuando se conoció en Occidente que las agujas o barras de hierro imantadas tienden a orientarse en una dirección Norte-Sur. Pero, dice Gilbert:
“…malgastaron aceite y trabajo, porque, no siendo prácticos en la investigación de los objetos de la naturaleza, estando familiarizados tan solo con libros…construyeron ciertas explicaciones basadas en meras opiniones.”
Como resultado de sus propias investigaciones, Gilbert propone que la verdadera causa del alineamiento de una aguja magnética o de piedra imán suspendida no es otra que la Tierra es ella misma una gigantesca piedra imán y, por lo tanto, puede actuar sobre los materiales magnéticos.
Gilbert realizó un experimento muy sencillo e ingenioso para comprobar que su hipótesis no estaba desencaminada. Tomó una piedra imán de considerables dimensiones y la talló hasta convertirla en una esfera. Pudo observar que cuando colocaba una pequeña aguja imantada sobre la superficie de la esfera se comportaba como lo hace la aguja de una brújula en los diferentes puntos de la esfera terrestre. De hecho, llamó a su piedra imán esférica terrella, o “pequeña Tierra”.
Marcando las direcciones a lo largo de las que se alinean las agujas con tiza sobre la terrella se dibujan círculos meridianos. De igual forma que las líneas de igual longitud sobre un globo terráqueo, estos círculos convergen en dos extremos opuestos que podemos llamar polos. En los polos las agujas apuntan perpendicularmente a la superficie de la terrella. Cuando se depositan pequeñas virutas de alambre de hierro sobre la terrella también se alinean según estas direcciones.
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